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Porque cada vez hay menos espacios seguros – tanto online como offline -, donde podamos tener conversaciones valiosas, sobre temas importantes, sin sentirnos juzgados. Porque cada vez es más difícil comunicarnos sin violencia y escuchar a quienes piensan distinto. Porque en lugar de acercarnos, las redes sociales nos están alejando. Porque la creciente sensación de soledad e incomprensión se está convirtiendo en una epidemia urgente de nuestra época.